38. Señor mío y Dios mío. Por Chus Villarroel
El domingo pasado de la octava de Pascua siempre ha suscitado el deseo de agregarle ciertas cosas y títulos por la prestancia que en él se esconde. Ya desde casi el principio se le llamó domingo in albis, un titulo que hace referencia al bautismo. En este día los neófitos bautizados la noche de Pascua deponían sus vestidos blancos con los que habían sido bautizados. Ciertamente es algo muy importante porque realiza la pascua pero que no deja de robar misterio a la gran celebración que subyace que es la resurrección de Jesucristo. Ahora, últimamente se le ha nombrado domingo de la misericordia. No vamos a discutir la importancia de la misericordia, pero sí se puede discutir el acierto de ponérnosla ese día.
Los que somos mayores no nos sentimos a gusto viendo cómo, para mucha gente de hoy, Santa Faustina Kowalska sea la protagonista de un día con un calibre litúrgico como éste. Respeto lo que haya que respetar pero no deja de ser una pegatina en la liturgia. Estas devociones van más bien en la línea de la piedad que en la litúrgica. Doy gracias a la Iglesia que, al menos, haya conservado las lecturas de la Misa que dan el verdadero tono del día. El hecho de la resurrección es de tal preminencia que su celebración se extiende con la misma intensidad durante ocho días. Esta intensidad se expresa con un solo grito de gozo que dura ocho días.
Justamente ocho días porque el Señor se apareció a los apóstoles en la tarde del primer día de la semana, día en que resucitó, y se volvió a aparecer ocho días más tarde. No fue el sábado, día sagrado para los judíos, sino el primer día de la semana con lo que el domingo pasó a ser el día especial de celebración de los cristianos. En la primera aparición faltaba Tomás, ya lo sabemos. En la segunda el Señor se dirige a él: “Mete tu dedo y tu mano en mis llagas y acéptalo con fe”. Entonces a Tomás le salió por obra del Espíritu Santo la oración más bella que el cristiano puede pronunciar: “Señor mío y Dios mío”. Una proclamación de la divinidad de Jesucristo hecha en toda regla al contacto de su humanidad.
¿Qué vio de especial Tomás aparte de un hombre resucitado? Vio su divinidad delante de la cual se cae de rodillas y se adora el misterio de que en un hombre habite corporalmente toda la plenitud de la divinidad. Aquí está la fe cristiana, este es el don por excelencia. Nadie podrá ver jamás esto a no ser que le sea dado por el Espíritu Santo. Esta oración mide el cristianismo de cada cual. Yo di clases a un muchacho musulmán que quería convertirse para casarse y aquí se bloqueó. No pudo con ello. “Yo, me decía, estoy dispuesto a aceptar que Jesús sea el hombre más importante del mundo, incluso que sea un profeta mayor que Mahoma, pero que sea Dios, me es imposible”.
Esta es la profundidad que hay que salvaguardar en este día. Veo lo del bautismo, pero con mucha catequesis. Ya sé que para ello se preparaban los neófitos durante años de catecumenado. Pero también sé que la acción del Espíritu es impreparable, es pentecostal, es libérrima y depende del corazón más que de otra cosa. San Lucas escenificó magistralmente la venida del Espíritu el día de Pentecostés, para San Juan está sobre todo en estas dos apariciones. Según San Juan, Jesús les dice a los apóstoles este día: “Recibid el Espíritu Santo, a quien perdonéis los pecados le quedan perdonados, a quien se los retengáis les quedarán retenidos”. Aquí está el pentecostés de San Juan.
Es cierto que la misericordia siempre pega bien en todo lugar. Tiene dos partes: la parte de kerigma y la parte de obra. La misericordia como kerigma es la proclamación y vivencia de gratuidad de que somos salvados por la fe en la sangre de Cristo. Esa salvación gratuita es la mayor misericordia que se ha tenido conmigo y la fuente de todo lo que yo pueda dar. Disfrutar de esa misericordia pega bien todos los días del año. La misericordia como obra ya es un algo que pertenece al mundo del hacer. Pertenece al rango de la virtud o del don aunque el don de la misericordia sea algo exquisito y determinante.
Ayer sentí mi corazón lleno de compasión. En el día de la misericordia han sido enterrados dos dominicos del convento de Alcobendas, muertos por coronavirus. Uno murió el 5 y otro el 7 de este mes de abril. Han tenido que esperar 14 y 12 días respectivamente para ser inhumados. Fray Antonio Gutiérrez y el P. Eusebio Martínez. Ambos fueron para mí amigos entrañables de toda la vida y larga vida. ¿Quién se iba a esperar esto? Casi sin acompañamiento. Los dos ejercieron la misericordia en su vida. Fray Antonio en sus labores de carpintería con una dedicación plena y el P. Eusebio en su pastoral, destacando si se quiere, su atención como psicólogo a multitud de enfermos a los cuales trató como a sí mismo.
¡Señor mío y Dios mío!
Jesucristo nos ha entregado su Santo Espíritu Resucitado para verlo y experimentarlo en el corazón, con la misma certeza que al apóstol Tomás.
«Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.»
Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.»
Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.»
Juan 20: 27-29
Es la encarnación de Jesucristo en nosotros, su vida en la nuestra, es un don, que viene del Espíritu Santo.
Las devociones van por el camino del conocimiento mientras que esta espiritualidad es experiencia.
Y además, se nos dice:
«Más todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos: así es como actúa el Señor, que es Espíritu.»
II Corintios 3: 18
¡GLORIA AL SEÑOR!
Gracias Chus. La profundidad que te ha sido dada, unida a la gracia que El Espiritu de Cristo derramó en la O. de Ppredicadores, me ha hecho tanto bien; que ante esta reflexion tan honda y sabia, solo puedo gritar «Señor mío y Dios mio»! para que todos oigan, pero es
ta exclamacion prodigiosa se mete en mi ADN cual susurro, mecien
do y patrullando mi
Espiritu y mi alma. Gracias
Gracias Chus. La profundidad que te ha sido dada, unida a la gracia que El Espiritu de Cristo derramó en la O. de Ppredicadores, me ha hecho tanto bien; que ante esta honda y sabia reflexion, solo puedo gritar «Señor mío y Dios mio»! para que me oigan todos -incluso yo-, e interioricemos la fe kerigmatica que nos haga ver la luz en la tiniebla. Pero esta exclamacion se mete en mi ADN cual susurro, meciendo y atrullando mi Espiritu y mi alma. Gracias. Y gracias por estos queridos hermanos dominicos que nunca estuvieron solos, aunque físicamente haya sido así. Gracias Chus.
Gracias Chus por estar de vuelta en este periodo, después de las tareas domésticas.
Enhorabuena y Gracias por tus 60 años de pastor.
Gracias por tanto lo que nos has transmitido del Señor, que se ha convertido en un amigo inseparable en nuestro caminar.
Gracias por ser como eres.
Un cariñoso abrazo. Yolanda
M quedo + tranquila… Había pensado q yo soy muy rara.
Venid benditos de mi Padre, habrán escuchado del Señor. Gracias Chus
La aparición de Jesús a los apóstoles estando ya Tomás con ellos, me ha llamado siempre la atención. En este relato, Jesús se acuerda de todos nosotros, los que sin tener ante nuestros ojos a ese Jesús, creamos en Él, en sus mensajes y su resurrección. En Tomás, lo más importante es su arrepentimiento de la falta de fe, por no haber creído en las palabras de sus hermanos que le habían comentado la aparición del Maestro. Es un arrepentimiento verdadero con una gran oración. Reconoce al Aparecido como su Señor y su Dios. Pero creo que eso ya no es fe, el Maestro está en su presencia. De ahí el mérito que reconoce Jesús para los que crean en Él sólo por lo anunciado en los evangelios.
En el mensaje de Jesús comentado en Juan, para mí, que no soy nadie, está lleno de verdad, pues les anuncia la venida del Espíritu Santo, que se realizó, pero con la esperanza de que Él, les inspire para perdonar siempre los pecados a los que se arrepienten de haberlos cometido, pues si no se arrepienten, es que no se han puesto en camino del Padre para pedirle perdón, aunque Él siempre esté en lo alto del camino para abrazarle, y por tanto no se producirá el encuentro.
Y digo que les inspirará para que perdonen, pues además del comentario indicado de la parábola de “el hijo pródigo” recuerdo los textos de “¿Hasta cuantas veces he de perdonar, hasta siete veces? Y la respuesta: “hasta setenta veces siete”. O la de “amar a los enemigos”. O “ponte en camino y reconcíliate primero con tu hermano” o “tus pecados te son perdonados”. O “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Los apóstoles y la iglesia han sido enviados por el mundo para que predicando a Jesús y creyendo en Él, sus o nuestros pecados, que suelen ser muchos, queden perdonados, y de esa manera, abrir las puertas de par en par al cielo prometido. Pues de lo contrario, sin ese perdón por un arrepentimiento, la muerte de Jesús y su resurrección, para algunos, habría sido inútil. Y Jesús eso no lo quiere. La retención de los pecados en presencia de una persona arrepentida sinceramente, no me parece correcta. Pero la verdad y la razón, sólo la tiene Dios.
Querido Chus Gracias, cuánto me alegra poder decir como relatan los Hechos de los apóstoles de la primera comunidad cristiana que «tenían todos un mismo sentir». No hay otra Palabra eclesial, sino la tuya, que resuene en nuestro corazón como propia y experiencialmente comunitaria. Y me atrevo a hablar en plural como Pueblo.
Se que todo es «por obra y gracia del Espíritu Santo» porque yo llegué a Maranatha sin esperanza en la humanidad, sin fuerza para amar y con ansías de encontrar.
Y el Señor me lo regaló TODO. Era como si mi cuerpo no aguantara tanta gracia al escucharte, al sentir un amor tan inmenso por mi pueblo, por mi familia y hasta por mi porque me veía y veía en JESÚS. Y esto sigue y va a más…
En el Espíritu alegría y gozo inaudito y en la carne una continua muerte, que de esto ya se encarga el Señor en la Comunidad. Injusticias, tratos despectivos, mentiras… Y no me he defendido? Silencio. Estamos en una comunidad que es Santa no en el mundo, el Señor es el Dueño Señor, Él hace justicia sin espadas y sin ejércitos. En el año 2011 creí que no podía resistir lo que vivía en mi pueblo, lo mismo y peor de lo que había vivido en el mundo, injurias, trato inmisericorde…El Señor nos hace crecer a todos, ver qué todos somos igual y decir *A dónde iré, Señor si sólo tu tienes palabras de Vida Eterna»
Gracias Chus por decirnos que fue ayer el entierro de los dos frailes fallecidos. A los dos conocía pero especialmente le doy al Señor gracias por el padre Eusebio en el que se me concedió acoger su divinidad como Padre Misericordioso.
Yo le pude abrazar y besar fue en una Eucaristía en Maranatha creo que el miércoles de ceniza de esta cuaresma y ya tenía en la cara la obra que se había completado en el.
El rostro de Santo. Querido padre Eusebio se que no te vas a olvidar de ninguno de nosotros. Disfruta del abrazo del Padre! Hasta allí.
Humanamente es tremendo que se tarde en enterrar a un fallecido 12 días, pero ya he aprendido a mirar *como el p. Eusebio decía* EN CLAVE DE DIOS. Gracias Señor por darle cristiana sepultura a nuestro santo en el día que la Iglesia ha instituido la celebración de La Divina Misericordia, creo que no podía ser otro día para el Señor darle descanso a su cuerpo.
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos!
*El celo por tu casa me devorará*