42. El bautismo en el Espíritu. Por Chus Villarroel
Cualquier acontecimiento lo podemos ver desde distintos puntos de vista. Incluso una epidemia como la que estamos sufriendo tiene distintas perspectivas desde las que se puede mirar. “Los que son de la tierra ven las cosas desde la tierra, los que son del cielo las ven desde el cielo”. Yo me considero de los del cielo porque soy un hombre de fe. Sin duda. Miro por lo tanto esta peste desde arriba, desde el cielo. ¿Y ¿qué veo? Una gran oportunidad para todos, para profundizar, conocer nuestra vulnerabilidad, relativizar posturas, cambiar, convertirse, atender a su interior, escuchar la llamada de Dios, descubrir a Jesucristo, reconciliarse con Dios e incluso hacerse cristiano.
Yo no veo que haya mucho movimiento de conversiones ni veo que se cambie el lenguaje de la mayoría de la gente que solo habla de cosas de la tierra aunque hable del futuro de sus hijos. De cosas del cielo no oigo casi nada. No obstante, la conciencia de cada cual solo la conoce Dios. Ofrezco, sin embargo, para los que sientan la necesidad de algo nuevo en sus vidas, con estos articulitos que escribo cada día, ayuda para entrar en la dinámica de los primeros cristianos y poder disfrutar de las grandes experiencias que ellos vivieron. Es lo que nos pone la Iglesia en estas misas y liturgias de Pascua.
Ayer hablábamos de Cornelio, el centurión romano. Un centurión era ya un hombre de carrera militar con una graduación semejante a la que ahora tiene un comandante del ejército. Ya tenía su status y por tanto un grupo de amigos bastante influyentes en la sociedad. Pues bien, ese grupo es el que se reunió a escuchar a Pedro que les anunció a Jesucristo y en medio de este anuncio cayó sobre ellos sin excepción el Espíritu Santo. Las señales fueron inequívocas, las mismas que el primer día, es decir, alabar a Dios y hablar en lenguas. El Espíritu no preguntó nada sobre la vida anterior de ninguno de ellos ni sobre su raza, estado o condición. Después de esto Pedro los bautizó como signo de haber entrado en la comunidad.
La bajada o caída del Espíritu sobre ellos se llama Bautismo en el Espíritu Santo. No creáis que es cosa que solo se dio en aquellos tiempos. Sigue dándose en los tiempos actuales aunque en grupos o movimientos más pequeños. Hace dos años hubo un retiro de sacerdotes carismáticos en Roma y el Papa Francisco les encargó que hicieran en las parroquias el seminario preparatorio para poder imponer las manos y dar este bautismo en el Espíritu a los que lo quisieran. Eran unos mil sacerdotes. El Papa les hizo saber que la Iglesia necesita ahora más que nunca, en este tiempo de increencia y de pérdida de fe, cristianos nuevos y renovados que traigan a la Iglesia el calor del Espíritu.
El bautismo, pues, no se terminó aquel día ni se agotó en los primeros siglos de la Iglesia. Yo soy una persona que vivo mi cristianismo potenciado por esta acción del Espíritu en mí. Fui educado por mis padres y en su ámbito cultural. Lo que la religión que mis padres me dieron me valió, incluso, para hacerme sacerdote. Y si no hubiera visto más lo hubiera sido hasta el final de mis días. Pero a mí, como a Cornelio y tantos otros en la historia, además de una fe cultural y tradicional, el Señor me regaló una imposición de manos y también cambió mi vida y mi oración alabando al Señor de nuevas maneras y en lenguas. Recibí el bautismo del Espíritu que es como una especie de pentecostés personal, que me potenció muchísimo mi fe, mi esperanza y mi caridad.
Yo esto lo recibí en la Renovación carismática. Hoy en día hay muchos grupos y movimientos en los que se te dan experiencias vivas del Espíritu Santo. Ojalá que esta pandemia remueva muchas conciencias y sirva para que se cumplan los deseos del Papa, es decir, que venga una época nueva en la que sea determinante para sentirse cristiano haber recibido este bautismo en el Espíritu. En los primeros decenios del catolicismo esta era la única pastoral que había y el que no sentía esto no era considerado miembro de la comunidad.
El bautismo en el Espíritu, claro está, necesita una predicación viva como la de San Pedro. Necesita que el predicador sepa de qué va todo esto y pueda ser testigo directo en su vida de la muerte y resurrección de Jesucristo. No se trata de ofrecer nada más. Yo pido una generación de predicadores renovados que no destruyan nada de lo que hay, sino que sumen, que añadan a lo que tiene la Iglesia un pentecostés renovador, que supere la pesadez y congelación del racionalismo tullido que invade hoy las predicaciones.
Humanamente esto es difícil. Hay muchas resistencias. Solo lo puede hacer el Espíritu Santo. ¿Os imagináis que Pedro se puso contentísimo por lo que sucedió en casa de Cornelio? Sí, sin duda, y los cristianos que fueron con él. Pero leed en los Hechos de los Apóstoles las críticas que recibió. Fue tremendo. Los de Jerusalén cuando se enteraron pusieron el grito en el cielo. Pedro no tuvo más remedio que coger su petate y subir a Jerusalén para contar a aquellos miuras lo que había sucedido. Con eso la Iglesia se sosegó. Sin embargo, las espadas se pusieron en alto.
Me uno a tu oración Chus, en este domingo en el que lo único que tenemos que hacer es alabar al Señor y tirar nuestras murallas para que llegue su luz, aunque sea confinados.
Hace un par de dias me llegaron unos videos con la entrevista en la tele a un hombre que había sufrido, parecía tener la receta de la felicidad y la compartía en sus libros. Me dio un escalofrío, porque todo lo que decía era la práctica de la Palabra de Cristo, a él le habia sanado y producía conversiones a esos principios de vida. Parecia verdadero. Le pregunté al Señor si se trata del Espíritu y en ese caso cómo puede actuar con esa fuerza sobre alguien, que influye y atrae a cristianos, sin que se manifieste a través de Jesucristo, evitando su nombre y el de Dios…Todo lo de Jesús, aun sin Jesús, en principio, funciona.
Es lo contrario de hacer curaciones en nombre de Cristo sin ser cristiano… En ese caso el Señor dijo que todo el que no esté contra nosotros está con nosotros… Los dones del Espíritu, para entender la vida, van ligados al Nombre de Jesús y salvan ya.
La pena y la impotencia que sentí era por Jesús, luego por mis amigos ex cristianos, por el pobre personaje que no podía reconocer a Dios y al final vi que era por mí misma. Resulta ridiculo, a los ojos de otros, poner un nombre propio a unos simples consejos de vida.
No hay cosa peor que ningunear a Jesucristo o que reirse de Él, pero son dos cosas que ya las vivió en su carne y están redimidas en la Cruz.
Cada uno tiene su camino y su momento para poner un Nombre en su vida. El viento sopla donde quiere… Gloria al Señor
¡La experiencia del bautismo en el Espíritu!.
Si me amáis, guardaréis mis mandamientos;
y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre,
el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros.
Juan 14: 15-17
A veces cuando nos decidimos a comentar estos días sobre las reflexiones diarias, podemos sentir que hay algo que nos incita a hacerlo. Una vez escrito, al leerlo con cierta distancia, nos podemos preguntar, ¿cómo es posible que yo pueda escribir ésto o aquello?. Luego, soy consciente de que tenemos en nuestro interior el Espíritu Santo, que se mueve en nosotros en la trascendencia y en una dimensión fuera de nuestro control.
Hoy Chus nos propone en su reflexión que comentemos sobre el bautismo en el Espíritu.
En la Iglesia hemos recibido el sacramento del Bautismo e incluso muchos también recibimos el sacramento de la Confirmación. Estos sacramentos son indelebles e imprimen carácter, aun no siendo conscientes de que actúan en nosotros.
La novedad del bautismo en el Espíritu es ser conscientes o experimentar el Espíritu Santo en nuestro interior, con un avivamiento, y deje de ser algo racional, de ahí la esperanza de que en la Iglesia se generalice.
Nuestro testimonio es dar a conocer sus efectos en nuestra propia experiencia, todos los que hemos recibido el bautismo en el Espíritu. En los grupos de la Renovación muchos lo hemos recibido mediante sacerdotes muy ungidos.
Hay experiencias de distinto grado desde cambios de vida extraordinarios a personas que dicen no haber sentido apenas algún efecto. Estas diferencias posiblemente van ligadas a las circunstancias y la psicología particular.
Por lo general, las experiencias comunes que nos lo confirman, dándose un despertar del Espíritu Santo. Algunas son muy particulares, desde el ardor del principio a un posible enfriamiento en el tiempo, debido a una falta de relación permanente con el Espíritu, como persona que está ligada íntimamente a Jesucristo que no debemos desatender.
Él es fiel, sigue y seguirá actuando en nosotros de por vida, pues hemos sido sellados a fuego.
¡GLORIA AL SEÑOR!
«La bajada o caída del Espíritu sobre ellos se llama Bautismo en el Espíritu Santo. No creáis que es cosa que solo se dio en aquellos tiempos. Sigue dándose en los tiempos actuales aunque en grupos o movimientos más pequeños.»
Hace, justo ahora, siete años estábamos un grupo de Maranatha en una casa de oración cerca de Madrid, para el retiro de Efusión.
El domingo 28 de abril de 2013, por la mañana, recibimos el bautismo en el Espíritu Santo. Ese día, a esa hora, supe lo que es ser cristiano y mi vida cambió. Desde luego, para bien.
Ya entonces el Espíritu Santo se valió de ti, querido Chus, y lo sigue haciendo. ¡Gracias mil a ambos!
Sí. Gracias Chus. Y gracias a las personas que habiendo sido regaladas con el don de la predicación comparten sus enseñanzas y nos invaden del amor gratuito de Jesucristo.
No os canseis, lo que el Señor nos regala a través vuestro es cosa del Espíritu. Así lo he experimentado y recibido en Maranatha, pero también soy testigo de cómo el Señor toca los corazones de otras personas cuando reenvío esas enseñanzas, predicaciones, reflexiones, vídeos, audios y libros.
Voy a ser atrevido. Con minúsculas: palabra de dios. Es decir, Amén. Aún en la soledad y orfandad personal, tus palabras las siento q hacen arder mi corazón y alientan mi alma. Ni teologías ni pastorales, sólo el Espíritu de ellas puede surtir el efecto de lo q pretenden. Cuanta necesidad de un abrazo, de una mirada, de un beso,.. de los hermanos, y en especial de nuestros pastores,.. q tristeza.. en el Espíritu y por el Espíritu superbien y esto es lo más importante.. pero en nuestra carne desatendimieto, desamor.. Demos Gloria al Señor por el deseo q pone en nuestros corazones de buscarle a Él todavía y poder encontrar su consuelo en hermanos como tú. Gracias Señor
Quiero empezar este comentario pidiendo perdón a todos los que hayan leído mis escritos anteriores, pues quizá algo de lo expresado en ellos, no se ajuste a la verdad de la iglesia, o a la que existe en vuestros corazones. Han sido varios escritos redactados con el corazón, un corazón que sentía una palabra de Dios según la escribía. El problema viene cuando no se recibe un comentario a favor o en contra, que te permita discernir si voy por buen camino o no, y en ese caso rectificar. Espero que el Espíritu, a su manera, me ponga la “nota” correspondiente.
Hoy yo me pregunto ¿qué diferencia existe entre un sacerdote de los que vemos normalmente y otro al que se le hayan impuesto las manos?
Ayer hacía un comentario sobre el Bautismo, según el cual, a la persona que lo recibe. se le consideraba como miembro de la iglesia de Cristo. Lo que ocurre es que como esa persona en muchas ocasiones es un niño o bebé, precisa de otro Sacramento, el de la Confirmación, ya de mayor, en el que ese miembro, declara que sí está conforme con pertenecer a ese cuerpo místico de la Iglesia. Más adelante, cada uno de nosotros, seremos responsables de la forma de seguir los mandatos de Jesús, y su verdadera fe en Él, puesto que Él, es el único camino, como ya sabemos. Siempre he creído que en cualquiera de dichos sacramentos el Espíritu Santo venía sobre el sujeto, y estoy convencido de que es así. Lo que ocurre es que en ocasiones o durante su vida, mal comparado, es como si tuviese un traje muy bueno, pero se no hiciera uso de él. Un traje o vestido, lleno de talentos guardados en un bolsillo, y de los que no hace caso, ni uso. Ya hemos hablado en otras ocasiones de los talentos. Se supone que cuando hacemos uso de esos talentos, sea de la forma que sea, pero siempre pensando en Jesús, estamos siguiendo la fuerza de ese Espíritu. Si el uso es generoso o muy generoso, su forma de haber actuado le lleva a que la Iglesia le pueda considerar como Santo. Seguramente en este caso también habrá recibido el bautismo del Espíritu Santo, posiblemente especial, aunque sólo Dios sabe en que momento de su vida.
Para mí, el Espíritu Santo, en todos los momentos baja con la misma fuerza sobre las personas. Lo que ocurre es que “la antena de nuestra radio” no la tenemos bien sintonizada o tenemos el aparato apagado. El responsable soy yo, pero la emisora siempre está funcionando con el mismo nivel.
De nuevo perdón por el comentario, pero como humano, echo la culpa a los demás, son las “capas de cebolla”. Tengo la esperanza de que en algún momento sintonice bien mi aparato receptor.
Me duele pensar que nos pase como en los primeros días de la iglesia; que unos sean de Pedro y otros de Pablo, cuando realmente todos teníamos que ser de Jesús, el que murió por todos nosotros y después resucitó.
¿Cuántas guerras han azotado a la humanidad? ¿Cuántas crisis, cataclismos, pestes, catástrofes? ¿Han servido para hacernos mejores? Nos han ido haciendo evolucionar pero no creo que mejorar. Para cambiar hay que nacer de nuevo y ser bautizados en Espíritu Santo y fuego. Nosotros sabemos que ese es el secreto. Pero si Dios da ese paso hacia nosotros, nosotros también tenemos que dar un paso hacia Él y poner nuestra vida en sus manos. Si el pueblo judío se apartó de Yavé y lo cambió por dioses extranjeros con terribles consecuencias, hoy la sociedad ha dado la espalda a Dios y ha sustituido los actos eclesiales por espectáculos y experiencias sin trascendencia, cambiantes, transferibles y sostenibles. La Iglesia se ha convertido en algo minoritario casi como cuando empezó. No creo que vuelva a ser para las masas porque requiere compromiso y coherencia, cosas ambas de las que huye hoy la masa. La Iglesia, en la que se recibe el bautismo en el Espíritu, con su santidad y sus pecados, por ser Cuerpo místico de Cristo pero también conjunto de seres humanos, ha dejado de ser decisiva en el poder mundial. Si sigues siendo cristiano católico sabes que perteneces a una minoría perseguida, desoída, criticada, ridiculizada. Esto no les ocurre a otras creencias porque o son más violentas o son más acomodaticias. El cristiano es pacífico pero reivindicativo, es ordenado y obedeciente pero también exigente. Si se calla y se recluye en su capilla es más tolerable pero menos de Cristo que no tenía por costumbre callarse y así acabó. Nos dijo que también nosotros seríamos perseguidos por su nombre.
Con esta crisis ocurrirá lo mismo. Saldremos alguna vez pero seremos iguales. Lo bueno de estas crisis es que te interrogan sobre tus seguridades. Cristo es un Dios de vivos. En vida y en muerte somos de Cristo. Que el Espíritu que se nos ha dado nos purifique y nos fortalezca para aceptar que somos minoría. Da igual la medida, el tamaño, el peso. Esas son medidas humanas, racionales. Lo único que importa es somos Cuerpo místico de Cristo, aunque seamos pecadores.
Todos quedamos muertos ónticamente desde Adán y Eva y su extralimitación en el Amor de nuestro Creador que nos protegía. Por eso el hombre siente el vacío interior del que está invadido. Uno ha podido ser bautizado, vivido en una familia religiosa, acoger la fe, pero por muy equilibrado psicológica, cultural, humanamente, o por mucho que uno frivolice o acomode su vida, en el fondo siempre hay un agujero, un hueco inexplicable e imposible de llenar.
Recibir el Espíritu Santo en mi espíritu no ha sido un plus en mi vida sino, recibir la Vida, la vida eterna que desecha toda muerte en mi, la última y las de cada día. Pues ya no manda sobre mi el demonio diciéndome mentiras y maldades, como, oye y si enfermas y si alguien a quien quieres obra de forma dolorosa para ti… y si.. y si… así que ya no manda el miedo, la muerte, pues mi vida ya no está cimentada en otro sino «en el otro en mí» JESUCRISTO, así los acontecimientos, sean los que sean están habitados trinitariamemente en mí, se acabó el vacío existencial somos guiados por el Espíritu de Dios, tenemos Padre y un padre que como perfume va destilando en todo nuestro ser Su Amor y Jesús, carne y sangre va transformándonos interiormente hasta ser el hijo que nuestro Padre desde siempre nos pensó.
Sabemos que hay quien ha recibido el Espíritu Santo así… caminando por la calle.
Pero por último lo que querría compartir con vosotros es la gracia que el Señor nos ha dado a través de la renovación carismática por
el Seminario de las 7 semanas. Ya que lo que yo he visto es que el Padre lleva a este seminario o catequesis a los que quiere bautizar o rebautizar con su E.S. regalándoles la proclamación de la Buena Nueva o Kerigma cristiano.
A través de La Palabra, el Señor obra todo en todos, y «el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros».
Le damos gracias a Dios por regalarnos al p. Chus, Donato, Vicente…ministros de Su Palabra QUE HACE LO QUE DICE en el interior de los que lleva a encontrarse con Él. Y le damos gracias al Señor porque en los seminarios y después para seguir viviendo y creciendo en Jesús nos ponga una comunidad de fe no cultural sino la de los primeros cristianos en donde: NO ES VERDAD QUE ARDÍA NUESTRO CORAZÓN ANTE SUS PALABRAS Y LA FRACCIÓN DEL PAN ENTRE HERMANOS QUE MIRA COMO SE AMAN!
Es el SEÑOR!!!
Somos Iglesia y la iglesia como cada uno de nosotros estamos llamados a renovarnos y a crecer porque el Señor es nuevo cada día y el Espíritu Santo hace nuevas todas las cosas cada día. Pero ¿Quién quiere sufrir para dejar de sufrir? Y poder decir: Yo lo he visto!
Que bien Chus. Como siempre, la claridad del Espiritu de Cristo avivan, resucitan, las palabras de hoy. Mientras las leemos la fuerza del Espiritu Santo, nos levantan de la tierra, y, experimentamos -hoy-
el derramamiento generoso -sin acepción de personas, creencias,
o condicion social de aquellos Hechos. Claro, que esta situación misericordiosa, antes, fue revelada a Pedro, ratificandola después
con los hechos. La revelacion del Espiritu de Cristo es el refuerzo espiritual necesario para que los sacerdotes hoy entiendan y apo
yen -de facto- las situaciones de conversion y entrega a la Fé como la de Cornelio, sucedan en la actualidad, más a menudo. Asi, la tra tradicion y la Fé heredada, se vistan con trajes nuevos, y el vino nuevo de La Salvacion alegre el corazón y la vida de creyentes, y de nuevos conversos (Sin ecepcion) se guarde, madure y renueve su
Exquisito bouquet en odres nuevos.De esta manera, «La Iglesia Universal», todos, gozosos, animados por el júbilo de la resurreccion, unidos el cuerpo Mistico de Cristo cantariamos La Bienaventuranza Eterna el cantico NUEVO y glorioso de la VIDA. Gracias Chus (no dejes de ALIMENTARNOS con Palabras de Vida)