30. Cristo predica en los infiernos. Por Chus Villarroel.
Hay un dato en la fe que es la bajada de Cristo a los infiernos el sábado santo que es una gozada entenderlo desde la teología de la gratuidad. No es una opinión teológica, es un hecho de fe que profesamos en el credo cristiano: “Descendió a los infiernos”. Yo sé que en el sábado santo suele hacerse la meditación con contenidos más placenteros como el descanso del Señor y cosas por el estilo. Como que nuestra psicología litúrgica lo necesita después de la tragedia del Viernes. Perfecto, es el día de hacerlo. Pero también el tema que yo he escogido sobre el cual la teología de la gratuidad creo que puede derramar luz.
El relato que se puede montar con los textos de San Pedro y San Pablo es el siguiente. “Dios para demostrar que no fue injusto o, si queréis en positivo, Dios para mostrar su justicia en todos los tiempos, habiendo pasado por alto los pecados cometidos anteriormente en el tiempo de la paciencia, por ejemplo, los de los ahogados en tiempos de Noé, envió a su hijo a los infiernos a predicar a los pecadores de ese tiempo de la paciencia. (Rm 3, 21-27).
San Pablo lo hace, sobre todo, en la Carta a los Romanos cap. 3. 21-27. Lo hace con una honda emoción, lo cual se echa de ver en que, de tantas ganas que tiene de expresarse, se bloquea y se le amontonan las palabras y termina por crear cierta confusión en lo que está muy claro. Él, sintiendo en su corazón la experiencia de haber sido salvado gratuitamente por Jesucristo cuando era pecador y perseguidor, extiende esta fe a todos los hombres. Como él, todos los hombres somos pecadores porque el Señor nos encerró a todos en el pecado para tener misericordia de todos. Todos pecaron y están privados de la gloria de Dios pero todos han sido justificados gratuitamente en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, cuya sangre Dios utilizó como instrumento de propiciación para todo el que lo crea. Habiendo pasado por alto, es decir, muriendo también por los pecados cometidos anteriormente en el tiempo de la paciencia de Dios.
Aquí entra San Pedro en su primera epístola (1Pe 3, 18-19), muchos años después de lo escrito por Pablo, para corroborarlo y confirmarlo con unas sencillas frases pero muy novedosas: Pues Cristo para llevarnos a Dios murió una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, muerto en la carne, vivificado en el espíritu. En el espíritu fue a predicar a los espíritus encarcelados, en otro tiempo incrédulos, en los días de Noé, cuando les esperaba la paciencia de Dios (…) por eso, hasta a los muertos se les ha anunciado la Buena Nueva para que, condenados en carne según los hombres, vivan en espíritu según Dios. Pedro, que escribe deprisa, no ahonda más, aunque ya es bastante”.
Hasta aquí el relato. Pedro y Pablo coinciden en la palabra paciencia de Dios. Ahora podemos preguntarnos: si Cristo fue en espíritu, mientras su cuerpo descansaba en el sepulcro, a predicarles a los que estaban en las regiones bajas o ínferos, ¿qué les predicó? Fue a darles testimonio de que, con su sangre en la cruz, Dios había decretado la salvación gratuita de todos los hombres. ¿Podéis imaginar la cara de asombro con la que mirarían aquellos antiguos pecadores a Jesucristo? Pues bien, en ese encuentro se decidió la suerte eterna de toda aquella gente. Los que creyeron entraron en el cielo y los que no creyeron se fueron al infierno de los condenados con los demonios o antiguos ángeles malos. Yo pienso que Jesucristo lo haría bien y supo inclinar a la fe a aquellos espíritus, aunque en otro tiempo fueran rebeldes.
Evidentemente fue en espíritu, es decir, el espíritu perteneciente a su naturaleza humana. No fue como Dios porque ante la presencia de Dios no hay fe ni libertad posible. Fue como hombre con lo cual dejaba opción a los que le escuchaban de decidirse por sí mismos. A nosotros nos gustaría saber algo más, pero ese más, pertenece al secreto de Dios y solo él lo conoce. No se nos explica nada de lo que sucedió en los infiernos. Todo queda abierto en la fe.
No sé si os habéis dado cuenta de la ilusión con que yo os he hablado de estas cosas. Mucha ciertamente. Desde que entré en la teología de la gratuidad comencé a ver el tema de esta salvación gratuita en Cristo Jesús que me fue emocionando no digo tanto como a San Pablo, pero mucho. En la salvación gratuita todos tienen que tener las mismas oportunidades y en esto se demostró que Dios no fue injusto con nadie, como dice San Pablo. Desde la teología de la retribución esto es más difícil verlo porque el hombre pone demasiado de lo suyo para poder salvarse. Si yo tengo que presentar mis propios méritos para salvarme, no existe el dilema. Si les tengo, me salvo, si no me condeno. Con lo cual queda claro que los ahogados en tiempos de Noé están todos condenados, en contradicción con lo que parece decir la Palabra.
Como veis Jesucristo no perdió el tiempo mientras estuvo en el sepulcro. Fue a predicar cómo Dios le utilizó para que, lleno de amor, salvara a los hombres mediante su sangre para los que libremente quisieran creer en ella. ¿Cómo es que en la Iglesia se haya dado tan poca importancia a estos temas tan fundamentales en los que está involucrado nada menos que todo un dogma del credo? La razón es que la teología medieval, con Santo Tomás a la cabeza, no estaba en esta perspectiva. Sus preocupaciones eran otras, cosa que es fácil de entender.
Como digo la Iglesia vive todavía en parte de la herencia recibida de la edad media y de sus grandes teólogos. Santo Tomás en la tercera parte de la Suma Teológica, en la cuestión 52 que trata el tema, no aclara nada porque hace una consideración racional con poca base bíblica. Para él, cuando murió Cristo, existían un infierno de los condenados, un limbo para los niños muertos sin el bautismo y un purgatorio. En ninguno de estos sitios actuó la pasión de Cristo sino sólo liberó a los santos del antiguo testamento que murieron en gracia y que estaban retenidos esperando su pasión y resurrección.
Santo Tomás dijo lo que se decía en aquel tiempo. No había urgencia de cambiar nada y no se cambió, resultando, según mi parecer, una visión pobrísima del dogma del descenso de Jesucristo a los infiernos. La Iglesia actual sin meterse a fondo en este tema ha ensanchado mucho más la visión de los que se salvan. Si sólo fue a los ínferos o infiernos para salvar a los que ya estaban salvados podía haberse ahorrado el viaje. Lo dicho de Santo Tomás es extensible a toda la teología medieval. Pienso que esta teología actualmente es todavía una losa difícil de remover pero por los caminos por los que se va introduciendo poco a poco la Iglesia algún día habrá que hacerlo.
Con noticias de este calibre… Uno olvida hasta la psndemia. Gloria a Jesucristo Resucitado
Por favor siga ahondando padre Chus.Es alimento que sacos.
“Yo pienso que Jesucristo lo haría bien …” es la frase más misericordiosa y de gratuidad que se pueda escuchar. Me ha emocionado.
¡Y qué preciosa lección de teología toda la meditación!
Un día mas, gracias, Chus.
En la reflexión de hoy de Chus me quedo con estas tres frases:
«Yo pienso que Jesucristo lo haría bien y supo inclinar a la fe a aquellos espíritus, aunque en otro tiempo fueran rebeldes.»
«En la salvación gratuita todos tienen que tener las mismas oportunidades y en esto se demostró que Dios no fue injusto con nadie, como dice San Pablo.»
«La Iglesia actual sin meterse a fondo en este tema ha ensanchado mucho más la visión de los que se salvan.»
Jesús nos dijo que no juzgásemos a nadie y así no seríamos nosotros juzgados.
Lucas 6:37-42
«37 No juzguéis, y no seréis juzgados: no condenéis, y no seréis condenados: perdonad, y seréis perdonados.
38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en vuestro seno: porque con la misma medida que midiereis, os será vuelto á medir.
39 Y les decía una parábola: ¿Puede el ciego guiar al ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?
40 El discípulo no es sobre su maestro; mas cualquiera que fuere como el maestro, será perfecto.
41 ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y la viga que está en tu propio ojo no consideras?
42 ¿O cómo puedes decir á tu hermano: Hermano, deja, echaré fuera la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga, que está en tu ojo? Hipócrita, echa primero fuera de tu ojo la viga, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.»
Dios Padre tiene la última palabra, y esa Palabra es de Amor y Misericordia.
¡GLORIA AL SEÑOR!
Hoy estamos también en el tiempo de la paciencia. Anoche vi la pelicula de Mel Gibson sobre la Pasión de Cristo y, después del choque emocional y de tantos días de confinamiento, me duele la espalda esta mañana y me sangra el corazón con Cristo, sumida en mis infiernos.
Bueno, el Señor me acaba de quitar el dolor de espalda después de chatear con un amigo, sediento de comentar la película. El Espíritu habla también a través del cine, la lucha del bien y el mal tocan todos los corazones y disparan la audiencia, pero los finales tienen que ser siempre felices… La Pasión produce escandalo, porque nos salpica nuestra propia sangre. Nos mareamos como en un análisis.
Hay que tener paciencia, el bien triunfa ya, pero no lo vemos en esta vida. Sólo si dejamos que se haga Su Voluntad nos irá llegando la luz o, por lo menos, la fuerza o la ayuda de un hermano, para seguir adelante con la carga y llevar a término la misión para la que hemos nacido.
Hoy es Sabado de paciencia. Las buenas obras que queremos hacer solos, para adelantar el premio, no tienen respuesta. Tampoco las obras de amor que pone Jesús en sus discípulos, ni siquiera la de Dios en Su Hijo…No podemos con ellas, estamos heridos y encerrados.
En estos tiempos de aislamiento y en esta vida en precario, como en el Sabado Santo, estamos compartiendo la paciencia de Dios, que espera por toda la Eternidad a los que están en el infierno.
Jamás había leído nada igual.
No había reparado nada en esto.
Gracias Chus, yo siempre necesitaré que me contagies tu emoción por la Gratuidad hasta el extremo.
Sí, Chus, eres nuestro san Pablo actual y estás imbuido de la humanidad salvadora de Jesucristo. Gracias por testimoniar esta verdad de la que estamos sedientos todos los hombres.
Ora, para que nos penetre hasta el subsconsciente.
Así sea!! Gloria al Señor!!!!!!!!!
Gracias!!!
Gracias CHUS por tus reflexiones diarias que nos ayudan a descubrir el verdadero Dios- Padre – Madre.
Cuidaros mucho
Que bueníiiiisimo lo de hoy. que bien suena todo esto. QUE GRANDE ES EL SEÑOR !!!!!!
Dos frases de este texto de Chus resaltan para mí como si estuvieran escritas con fuego: «para todo el que lo crea», «los que creyeron entraron en el Cielo». Una vez más se nos muestra que Dios padre y Dios hijo tienen dos obsesiones: se empeñan obcecadamente en amarnos y en respetar nuestra libertad. No sólo baja a esta Tierra a salvarnos sino que baja a territorio aún más enemigo, el hades. Siento el amor de Dios como un licor delicioso del que tengo una absoluta dependencia. Cristo es un ser que debió atraer de modo ineludible sólo con mirarlo. Imaginar su rostro abofeteado me derrumba. Quién es capaz de no amarlo. Pero también qué Cristo hemos mostrado los católicos para que haya salido tanta gente de la Iglesia. Cómo se puede vivir sin Jesús? Prescindir de Jesús es la raíz de todo delito y de todo desequilibrio psicológico y social. Hay ateos y agnósticos que se defienden como morales y dignos sin Dios. Los creyentes somos acusados de no ser ni morales, ni dignos, ni sanos, ni equilibrados. Probablemente tengan razón. No lo sé. Pero tenemos una seguridad: nos ama tal y como somos. Jesús tiene siempre la última palabra y la última pregunta ¿me amas?
Es impresionante. Y a la vez tan sencillo de entender: los muertos antes de Jesucristo debían tener las mismas oportunidades, y Él fue, en espíritu, a predicarles. Me ha venido a la mente la escena de la primera película de la saga de C. Lewis, cuando Aslan, después de su sacrificio aceptado, va al lugar donde se encontraban todos los muertos, y vuelven a la vida con Aslan a la cabeza. De su sacrificio todos obtienen vida. Qué misterio en el que vivirían esas almas. Tal vez tuvieron otras prédicas, con Abraham y Moisés esperaban al libertador. Hoy, y hasta el fin de los tiempos sucede lo mismo, pero en un escenario terrenal. Que María nos ayude a vivir la fe, la esperanza y la caridad.
«Yo creo y espero en Vos, os adoro y os amo. Os pido perdón por los que no creen, ni adoran ni esperan ni os aman».
Que misericordioso Dios!!!
¡Qué difícil es llegar al corazón de una cebolla cuando hay muchas capas a su alrededor! Creo que este comentario se puede aplicar a los relatos que nos han llegado de la vida de Jesús. Siempre he creído que Jesús, cuando vino a darnos a conocer a su Padre lo quiso hacer con claridad, no para que adivinásemos lo que deseaba decirnos. El Espíritu Santo vino a dar fuerza y luz a los apóstoles para predicar y transmitir lo aprendido. La Ley de Dios dada a Moisés, fue poco a poco envuelta con “capas de cebolla”, hasta el extremo de que Jesús tuvo que decirles aquello de “habéis oído que se dijo… pero yo os digo que….”, y “no he venido a abolir la ley, sino a perfeccionarla». Es de suponer que la primera ley se había desvirtuado, y seguramente, que para más comodidad para cumplirla o siguiendo otro tipo de interés.
Creo que Jesús bajó a los infiernos como dice Chus, según los textos bíblicos y como figura en algunos credos, (es el problema de las capas de cebolla).
Jesús dijo que todo el que creyera en Él, se salvaría, pues Él era el camino para ir al Padre. En el Antiguo Testamento hubo muchos que creyeron, esperaron y predicaron la próxima venida del Mesías, el hijo del Dios en el que creían, su estrella polar para guiar sus caminos. Seguro que se alegraron al comprobar la verdad de su fe, y le vieran llegar al seno de Abrahán. ¿Cómo actuó la misericordia de Dios? Sólo Él lo sabe. Nosotros esperamos que sea como nos manifestamos.
El tema de hoy creo que es muy profundo. Posiblemente revelado por el Espíritu a los que están más cerca de Él.
Mi escrito, casi seguro que está lleno de capas de cebolla, pero no sé las que son, por lo que pido perdón a Dios, no ha sido mi intención, y Él lo sabe. A los que lo leáis, os comento que si algo de lo dicho os separa de vuestra fe, olvidadlo y perdonadme. Que el Espíritu nos lleve a todos hacia la verdad.
Gracias,
GLORIA AL SEÑOR