Eusebio Martínez, O.P.: Testimonio de amor fraterno.
«Ayer, a medianoche, a la una, murió un sacerdote por efecto del coronavirus, llamado Eusebio Martínez. Un dominico compañero mío de toda la vida. Eusebio era un hombre del Espíritu. Dedicó toda la vida a lavar los pies de los pobres con enfermedades psicológicas. Un hombre de una entrega impresionante, con más de sesenta años de sacerdote. El resto de su tiempo lo empleó en la predicación sobre todo en los grupos carismáticos. Llegó a tiempo para celebrar en el cielo el jueves santo definitivo que le consagrará eternamente como sacerdote de Cristo.» (Chus Villarroel, O.P.)
Testimonio de Eusebio Martínez O.P.
El hijo pródigo (Homilía)
La Rosa de Sarón (canta Euse)
¡GRACIAS EUSE!
Y ¡GRACIAS SEŃOR POR EUSE!
Que bonito testimonio, que preciosa homilía y que GRANDE el padre Eusebio!!
Ya tenemos otro santo allí arriba intercediendo por nosotros!
Al enterarme de su fallecimiento me brota una profunda acción de gracias, por su vida, por los momentos compartidos, por su entrega total y por todo el amor que derramó a su alrededor.
Descanse en Paz y nos ayude e interceda por los que estamos aquí.
Tuve la suerte de conocer a Eusebio una sola vez, pero lo suficiente como para recordar su humanidad, sencillez, bondad y sabiduria. Siempre vivo porque comprendio el sentido de la vida y de nuestro existir. Eusebio veia en las cosas mas simples a Dios, por eso nunca se fue, siempre permanece. Gracias Eusebio.
Precioso el Testimonio del Padre Eusebio, tal y como era! Doy muchas gracias a Dios por haberle conocido y por los ratos compartidos con el, por sus enseñanzas, la alegria, optimismo y esperanza que siempre transmitía. Su partida nos deja un hueco grande en el corazón.
Eusebio ya estás con el Padre, acuérdate de pedir por nosotros!!
Aleluya porque ese Dios Padre amoroso ya ha salido al camino y se le ha echado al cuello para recibirlo con sus besos.
Impresionante fue su vida e impresionante también la huella imborrable que ha dejado en nuestro corazón todos los que hemos tenido la suerte de conocerle.
Gracias Señor por su vida! Y por todo lo que has hecho en nosotros a través él.
Gloria al Señor.
¡Gracias Señor por Eusebio!!
Cuantas veces me ha ayudado a mi.y a mi familia. Cundo le contábamos un problema que para nosotros era grave siempre nos llevaba al Señor y al final, salíamos con una sonrisa de oreja a oreja y llenos del Señor. Que sencillez, que juventud, que esperanza y sobretodo que FE más grande. Gracias Jesus por Eusebio, ahora estará en la gran fiesta del cielo junto con mis aitites y muchos más.
Me contó que nació en Caleruega, como Santo Domingo y como el tuvo una gran compasión ,que brota de un corazón enamorado del Señor Jesús.
Gracias Señor, por Euse. Gracias Señor porque lo pusiste en nuestras vidas. Gracias por su sonrisa de niño, que nos enseño tantas cosas, por su capacidad de emocionarse, por su inmensa sabiduría de Ti
Eusebio, fue un gran amor, ahora lo tenemos en otra dimensión, y sigue amándonos, llegó ser lo que el Señor quiso de él, pleno amor, como Jesus no podía hacer otra cosa que amar, por eso cualquiera persona que tenia un encuentro con Eusebio, se sentía plenamente amada, no podía amar de otra forma, Amó incondicionalmente como nuestro y su Señor Jesús. Si a veces fallaba, era su debilidad que vivía como don, para Eusebio todo era gracia y gratuidad, Jesús era su vida, y vivió dándose, no podía ser de otra manera. Cuando decía a alguien: «Dios te ama mas que yo», se estremecía el corazón, porque era mucho el amor que Eusebio mostraba a cuantos le rodeaban.
Respetaba profundamente a cada persona y la servia amándolas mucho, como Jesús, por eso a través de Eusebio, el Señor sanó a muchas personas, rotas, heridas. El rezaba por ellas, también las escuchaba, pero sobretodo pedía al Señor su sanción y lo hacia con tal confianza y amor, que creo que el Señor también se conmovía al ver su entrega, y la persona llegaba a sentirse viva y verdaderamente escuchada y amada por el Señor.
Sabia ver en el interior de las personas, con una mirada que, como siempre decía, no era su mirada sino la del Señor, muchas veces su oración era «dame, Señor, tu mirada para que pueda ver como tu ves, y amar como tu amas, y era así. Cuando me decía eres «buena», estoy convencida que no era por que no viera mi debilidad, sino porque Dios me veía así, y no hay mayor liberación y sanación que ser reconocida valiosa, buena, por quien ha querido para ti desde siempre que seas imagen de Sí. Te sentías hija verdaderamente, por pura gracia, por puro don. Desde el Cielo, esa otra realidad, donde esta vivo y presente, sigue intercediendo por todos, porque con la muerte, como le gustaba decir, se pierde visibilidad y se gana en presencia; desde ahí desde su presencia en el Espíritu Ruah, nos acompaña, sigue intercediendo, sigue siendo amigo entrañable, hablándole al Señor de nosotras y nosotros, pidiendo que la Ruah nos guíe y nos enseñe a amar y a mirar con su amor y su mirada, para que nuestra vida sea plena y tengamos la alegría de sabernos hijos e hijas de Dios amadas y amantes.
Gloria al Señor.
No puedo dejar de comentar, algo que era imprescindible en la vida de Eusebio y que era un don exquisito: su tremenda humanidad, que le hacía celebrar con gozo cada acontecimiento vivido, todo era para él, un gozo, el encuentro con cada persona era único y alegre, en la naturaleza disfrutaba de los colores, olores y forma de cada criatura, si era comida todo estaba muy rico, buenísimo, reía con gusto y disfrutaba de cada cosa, en lo cotidiano; Todo lo veía como regalo y por ello transmitía alegría por la vida, se sentía profundamente amado por el Señor (y por Maria, sobretodo en los últimos años), por eso todo lo celebraba como nadie he conocido. A su lado todo era fiesta, vivía la invitación a la casa y a la mesa del Padre, con una alegría enorme, que compartía con toda la creación, Todo era bello y los seres humanos bellísimos, en Eusebio se cumplía ese deseo de Dios: y vio que todo era bueno y cuando creo al ser humano vio que era muy bueno.
Murió en una soledad absoluta, con una pobreza absoluta, con una enfermedad de la que nada se sabía, con la impotencia de la medicina, como signo de que la ciencia y el ser humano no tienen la última palabra, de que nuestra ser nos transciende a nosotros/as mismas, de que nuestro sentido esta en Alguien que está mas cerca de nosotros que nosotros mismos, por ello como Jesus en Getsemaní, estoy convencida que se sintió acompañado por su Señor y en la soledad humana se entrego a su Señor. Por otra parte si hubiera perdido la consciencia, un signo mas de que es el Señor quien actúa, y sea de una forma o de otra siempre acompaña al necesitado, Eusebio estaba en los brazos del padre, Jesus mismo lo presenta y lo entrega, y en el abrazo de amor del Espíritu- Ruah entregó su vida.
Bendito sea Dios por siempre.