23. Orad desde el corazón. Por Chus Villarroel.
En Jn 14, 23 se dice: “Si alguno me ama guardará mi palabra y mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada en él”.
La interioridad es muy importante siempre, pero en estos días de cuarentena más. El que pueda ejercitarla tiene un tesoro inimaginable. Los psicólogos nos recomiendan terapias, ejercicios para mantener el temple, factores de equilibrio para que los nervios no se desmanden. Mis amigas que hacen yoga y taichí y otras técnicas por el estilo me dicen que ahora con la cuarentena no son capaces de activarlas, no se pueden interiorizar. El miedo, el vacío, la incertidumbre, las dudas acerca del fin, el cuándo acabará, hacen mucho daño por dentro.
La oración es un factor de interiorización maravilloso. Hace unos días un fraile al ser entubado y darse cuenta de que iba a entrar en su soledad total respondió a alguien que le preguntaba: “Para mí la oración es esencial”. El poder interiorizarnos y encontrar intimidad nos da fuerza y estabilidad. Tengo la experiencia y por eso digo siempre que, cuando llegan las grandes ocasiones como ésta, tiene que estar uno muy rezado e interiorizado porque una intimidad no se consigue en unos días. No todos los intentos y obras y actos religiosos producen intimidad; algunos más bien te sacan de ti mismo. Tienes que sentir dentro de ti que alguien te busca y quiere encontrarse contigo allí. Se necesita una experiencia del Espíritu Santo que es el que hace que Dios pueda morar dentro de ti.
La labor del Espíritu es interiorizar, liberándonos de métodos, ejercicios, técnicas e incluso palabras, para adquirir una actitud contemplativa, donde no seas tú el que hables a Dios sino que puedas escuchar lo que él te diga a ti. Con esta interiorización te das cuenta de que el Señor te saca del mundo, aun de las cosas más santas como el trabajar por él, para revelarte los supremos misterios como, por ejemplo, el de la filiación, es decir, que eres hijo de Dios. Si sobrevive ese fraile del que hablo, cosa muy difícil, le preguntaré por su soledad interior y como el Señor o la Virgen le ayudaron a superarla.
Estas son realidades que, aunque uno no las tenga muy interiorizadas, se anhelan y se necesitan El simple sonarte bien y aspirar a ellas ya te hace mucho bien. El cristianismo a ciertas alturas ya no es acción sino suceso porque suceden las cosas en ti y es el Espíritu el que te trabaja por dentro. Como dice San Pablo : “Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí” (Ga 2, 20). Es decir, Cristo sucede en él por la gracia y va posesionándose de él.
Yo entiendo que estas consideraciones a muchos les ponen nerviosos. Hay un extraño pudor que te impele a callar estas intimidades. Ahora en medio del fragor de esta pandemia del coronavirus hablar de esto es estar fuera de la realidad. Como que ahora lo único importante fuera entubar a la gente y no rezar por ella ni trasmitirle paz. El creyente no debe ceder al chantaje de la herejía de las obras. Hay una palabra “sacrosanta” que es solidaridad que, siendo buena en sí, ahora para muchos es pura secularidad, sobre todo, cuando está vacía de Cristo, ya que entonces solo es búsqueda de uno mismo y tranquilizante de conciencias. Uno se da buena conciencia a sí mismo actuando y comprometiéndose sobre todo cuando te jalean todas las tardes a las 20 desde los balcones.
Yo no me voy a poner en contra de este homenaje, seguro que muy merecido por parte de muchos sanitarios. Sin embargo, todo lo que sea hacer algo que no sea compromiso social, está fuera de lugar para la mayoría y es tentación para los creyentes. La secularidad se quiere hacer dueña del amor cristiano siendo que, si no hay más, al final se encuentra sola con su propio vacío. A mi sobrino que es camionero, y pasa todo el día en la carretera para que no nos falte de comer, nadie le jalea y eso que los de su gremio lo están haciendo en una precariedad y soledad total. Es que a la secularidad solo le interesa lo que prestigia aunque solo sea por el número.
Yo sigo creyendo en el poder de la oración y lo tengo bien experimentado. En el aprendizaje de la oración el Espíritu te revela tu pecado y egoísmo y entiendes que todo corazón humano es igual hasta que no sea liberado. El poder para esa liberación no lo tiene el mundo ni la educación ni la secularidad aunque tenga su parcela digna de ser cultivada. El poder definitivo en situaciones tan duras como ésta no se lo podemos arrebatar a Jesucristo resucitado, porque si no, nos quedamos en la esterilidad de lo humano.
A mí me toca orar desde el corazón y en esas estoy. Puede ser que sean pocos los que en estos tiempos puedan entender este discurso. No lo sabemos, el secreto de los corazones lo tiene solo Dios. Ahora bien cuando te entuban y te separan de todos los tuyos y te quedas en ti mismo días y días yo le pido al Señor por ti para que esté en tu interior protegiéndote. Mientras tanto debemos mantener la vigencia de lo trascendente y sobrenatural en el mundo. Esa es la vocación de la Iglesia aunque muchos de sus miembros hayan sido recuperados por la secularidad.
Pues yo quería hacer estos días los ejercicios ignacianos, que me pasó un amigo, pero el Señor puso en mis manos el libro de mi madre, que acaba de morir, sobre los esenios y los manuscritos de Qumram y habla de la meditación para llegar a Jesús. Habla del hesicasmo, la oración del corazón, que es el alter ego de la alabanza, el paso de la oración al ser. Habla de los dones de la oración perpetua y las lágrimas. He practicado estos dias con el mantra Maranatha, la antigua oración aramea, recitado en estado de meditación, identico al practicado en la oración budista de calma mental. Dice que en nuestra oración debemos evitar palabras, Mateo 7,7. La oración desertica. Así se evita inquietarnos por el futuro y se llega a experimentar confianza en Dios
No hablamos con Dios, encontramos su palabra y su huella en nosotros. También los misticos españoles iban en esta linea.
Pues, comparando las dos formas de orar profundamente, la oración del corazón recitando el mantra Maranatha y la de alabanza profunda, resulta que es todavia mas potente la de alabanza, donde participa el corazón y la emoción. Pero es el gozo del Espíritu, no el tuyo, ostras… Así que es superior a la otra, pero solo si es del Espíritu. Si es un movimiento sentimental que no pasa por el Espíritu, es mejor la otra, porque anula el ego.
Dios está con su pueblo, no nos abandona. Cristo está con nosotros. En Ti confío.
Gracias Chus!!!
Muy bien
Confirmo la palabra, como decimos en la Reno.
Cuando has probado esta lechuga fresca y jugosa que es la interiorización o entrar en el misterio que es lo mismo, ya no quieres otra cosa.
Esto es un don. Sólo lo viven y lo aprecian aquellos a los que se les ha dado.
Parece que no se hace nada, y es verdad que yo no hago nada pero El lo hace todo. Creo firmemente en esto y se que lo que estamos viviendo lo lleva el Señor. !que grande es nuestro Dios! !Bendito sea por siempre!
Gracias Chus por expresar la realidad interna, social y eclesial, por orar desde el corazón. Gloria al Señor.
Orad con el corazón. Sin duda. Pero ¿como lograrlo?
La respuesta la acabo de ver en el escrito de hoy, que ha completado lo que en el de ayer sentía pero me faltaba ponerle palabras.
El texto de ayer, «MI Cristo preferido» me ayuda a ver mi trayectoria vital en relación con Cristo, pero aún me faltaba sentir gratuidad en la pasión de Cristo, me pesaba más una inmensa culpa, que necesito justificar con mis méritos. Y aunque sabía que no era así, ahí estaba atascada.
Y es que la oración SI es necesaría para avanzar ese paso. Y sobre todo esa oración de escucha: «El cristianismo a ciertas alturas ya no es acción sino suceso porque suceden las cosas en ti y es el Espíritu el que te trabaja por dentro»
«El poder definitivo en situaciones tan duras como ésta no se lo podemos arrebatar a Jesucristo resucitado, porque si no, nos quedamos en la esterilidad de lo humano» Exacto. La solidaridad es necesaria, la atención médica imprescindible, pero: «Se necesita una experiencia del Espíritu Santo que es el que hace que Dios pueda morar dentro de ti» y desde ese silencio interior en oración, desde el corazón, agradeciendo que es Cristo el que está actuando a través nuestro.
Gracias infinitas, Padre Chus, por facilitar que Cristo se exprese a través de tus escritos que tanto ayudan.
Gloria al Señor.
Gracias,Chus , por tu reflexión de hoy. Estoy de acuerdo que hay que estar en el mundo sin ser del mundoy que lo que hagamos por los demás no sea desde la secularizacion si no desde la intimidad con el Señor. En esto es en lo que nos distinguimos los cristianos, no actuamos desde nosotros sino desde la Fuerza Interior, que nos impulsa, nos mantiene en medio de este momento histórico que nos toca vivir.un fuerte abrazo y seguimos unido en la oración
Sin palabras Chus.
Sólo su Palabra me saca de mí y vence el miedo y me llena de paz.
Y ésa es mi oración para cada enfermo, que el Señor les llene el corazón de Él.
Uf, Chus, tus líneas de hoy son mucho más que una preciosidad, son bonitas, son verdad, Cristo es real y la unión y la intimidad con Él, nuestra sed.
Dice Mateo en el capitulo 6,6. “cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto, y tu Padre, que está en lo secreto, te recompensará” y en 16 “cuando ayunes, perfuma tu cabeza, y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto, y Él te recompensará”. Si en tu ayuda, sea la que fuere, la utilizas para que te lo agradezcan o para ponerte medallas, sólo es vanidad, y eso no es cristiano. Quizá tu comportamiento sea el resultado de un ofrecimiento de todos tus actos, a tu Padre del cielo, en oración. Pero como eso está en el secreto entre Dios y tú, yo, que no formo parte de esa oración, no soy quien para valorarlo, para bien o para mal, ya que esa persona es mi prójimo, y estoy expuesto a no ser justo en mi valoración.
No salí al balcón a aplaudir a los sanitarios el primer día ni lo haré. Ni un segundo he dudado de la razón verdadera de mi comportamiento. Tengo, de hecho, una hermana menor que está arriesgándose a ser contagiada todos los días yendo al hospital a trabajar. Si junto las palmas de las manos es para rezar por ellos. No aplaudo porque si bien reconozco la verdad, que es que esta gente sigue haciendo su deber en condiciones especiales y con riesgo mayor de una muerte segura (poco pensamos que esto es así con o sin coronavirus), no quiero quitar de mi mente ni de mi corazón a Jesús, que es el que cuida a esos sanitarios. También pensé en que por qué razón no se aplaude a los trabajadores de los supermercados o como bien dices, Chus, a los camioneros. Y es que parece que cualquier excusa es buena para tener un aliciente, una rutina, mientras se pueda, y nos vale cualquiera menos la Verdad de las verdades.
Muchos todavía se tienen que ver peor para que los aplausos a las 20 no les digan nada. Sentí repulsión al ver las 5 ó 6 ambulancias con sirenas, simplemente haciéndose notar por las calles, camino al hospital para aplaudir allí, en la puerta. Si todavía somos capaces de vivir en una pandemia con cierta afectación que no puede hacer otra cosa que conducir a algunos a la soberbia ridícula de sentirse mirados y aplaudidos, necesitamos algo peor que esto para dirigir nuestras almas a lo Único importante: salvarlas.
Tal vez soy muy poco sensible, pero a las 20 yo no aplaudo, rezo, y a partir de hoy, también por los que aplauden. Espíritu Santo haz a Jesús más presente en mí que yo misma. ¡Gracias!
Orar permanentemente en el Espíritu, se nos pide en estas circunstancias.
No todos tenemos esa capacidad si antes no hemos trabajado esa parcela tan importante en nuestra vida espiritual.
http://es.catholic.net/op/articulos/20011/9-orar-siempre.html
El Espíritu Santo nos da esa primera unción para experimentar íntimamente la oración y seguir en un proceso permanente.
Pienso que a unas personas les puede costar más o menos, según sean por su carácter, más activas o más dadas a reflexionar, y a interiorizar lo que les ocurre a su alrededor.
Al estar en el terreno espiritual también ocurre que hay distintos niveles de interioridad, aunque por supuesto en la Renovación experimentamos un plus de salida, estando preparados para seguir subiendo nuestro nivel espiritual a través de la meditación y la oración, siempre como gracia genuina del Espíritu Santo.
Por lo demás la secularización es del mundo, ajeno a Jesucristo, que por mucha solidaridad que tengamos se queda en lo humano.
En Jesucristo todo se transforma y la solidaridad tiene otra dimensión en la ayuda y amor al prójimo.
¡GLORIA AL SEÑOR!
Gracias, Chus! Me llena este discurso, lo entiendo y lo oro desde el corazón! Lo necesito! Gracias infinitas!
Yo a las 20h enciendo una vela en la mesa del jardín que da a la calle en aplausos y es que lo que nos pone el Señor en el corazón es llenar a la humanidad doliente, temerosa, rebelde y sobre todo a la que está teniendo sus últimos alientos de vida de una palabra *JESÚS* en su último respirar, osea que el Señor le de la lucecita de clamarle.
Y esto no es por solidaridad, buenísimos o interés alguno, SINO POR AMOR.
El Señor desde esta mañana me ha ungido una canción y ahora leyendo antes tu enseñanza Chus se me une a tus palabras.
Se titula «Hasta la locura» de Pablo Martínez, al final os pondré el enlace por si lo coge. Pero la letra es un canto de enamorados que dice:
Me puede faltar todo en la vida. Me puede faltar hasta la vida. Pero nunca quiero que me falte, el deseo de amarte, hasta el fin.
Hasta la locura te amo Señor. Ya no quedan dudas en mi corazón de que te amo, de que te amo, Señor.
Buenas noches queridos hermanos!
https://youtu.be/8Tm744_jKZw