17. Relato salvador. Por Chus Villarroel
La vida en el paraíso terrenal, según Santo Tomás de Aquino, era muy feliz y tanto Adán como Eva disfrutaron de ella un tiempo. La razón era porque el hombre estaba sometido a Dios y paseaba con él todas las tardes a la hora de la brisa. Pero una mañana apareció por allí un personaje llamado Satanás, que había sido ángel en alguna creación anterior y que ahora estaba degradado y convertido en demonio. Apareció en formato culebra. Este personaje, lleno de envidia, se acercó a Eva a contarle su experiencia. ¿Cómo es, le dijo, que Dios os ha prohibido comer de la fruta de este jardín? No, sólo nos ha prohibido comer las manzanas del manzano del centro. Nos ha dicho que ahí estaba el límite y que si comíamos moriríamos. ¡Qué va!, respondió Satanás. Si coméis, adquiriréis tanta sabiduría, que seréis como dioses.
Así comenzó la historia del pecado original. Seguro que es mítica, pero es palabra de Dios. Nos dice algo y muy profundo. A mí siempre me pareció extraño que los hombres nos olvidáramos tan fácilmente de esta historia. Comemos manzanas, nos tragamos el límite, nos creamos sensación de sabiduría y nos sentimos como dioses. La serpiente demoníaca tenía razón. En estos últimos tiempos con los atentados terroristas, las guerras, las poblaciones emigrando y muriendo muchas en medio del mar. Las discusiones ideológicas, la crispación, los odios, el echarse la culpa los unos a los otros desde la supremacía. Puede uno decir, pero ¿no nos damos cuenta donde está la raíz? En la desobediencia que te empuja a comer manzanas para ser como dioses.
Me encanta ver en el coronavirus una parábola del pecado original. El que no se lo crea que escuche: “El virus no es un organismo vivo sino una proteína cubierta con una capa de grasa. Cuando es absorbida por los ojos, la nariz o la garganta, las células de estas mucosas cambian el código genético y las convierten en células agresoras. En ese momento estás infectado. Estas células se van a propagar de una manera exponencial, como dicen ahora con mucha cursilería. Y se van en directo a las vías respiratorias y pulmones produciendo neumonías y cosas por el estilo. Este virus es muy frágil. Lo único que le protege es la capa de grasa. Por eso el lavarse las manos con jabón, sobre todo el neutro como el de mi madre, es muy bueno, porque se lleva la grasa y la proteína mala se desintegra en el acto”.
Pues bien, el pecado original no es nada en sí. Ni siquiera nos condena. Un simple defecto de la naturaleza. Ahora bien, al entrar en el hombre, cambia nuestro código natural de obediente en desobediente y engendra algo muy grave que nos puede matar. ¿Qué engendra? En la voluntad la desobediencia y la malicia, en la inteligencia la soberbia y el error, en los apetitos la concupiscencia mórbida, en la fortaleza te crea debilidad e impotencia para el bien, en las tendencias te llena de avaricia, ira y desprecio por los demás.
Estamos infectados y no nos damos cuenta. Creemos que nuestra naturaleza actual es la normal. La teología cristiana siempre ha hablado de naturaleza caída pero quién le va a contar a nuestra gente de hoy que su naturaleza, la nuestra, es una naturaleza caída si está elevada y venerada con categoría de latría. Mientras tanto, sufrimos las consecuencias porque nos queda muy poquita de la felicidad del paraíso terrenal. Y lo más grave es que estamos sometidos a la muerte, a veces muertes como las que están sucediendo entre nosotros estos días, tristes como nunca, en las que apenas algún ser querido te puede acompañar.
El coronavirus no es ninguna cosa buena pero en su irrupción podemos aprender muchas cosas buenas de él. La Iglesia con el bautismo nos quita el reato del pecado original aunque nos queda el fomex, es decir, las malas tendencias. ¿Les quedará algo a los curados del coronavirus? El reato que te hace reo delante de Dios y objeto de ira te lo quita el bautismo por la eficacia gratuita de la muerte de Cristo. Los pecados personales, como no son de naturaleza sino tuyos, cometidos por ti, tienes que entregárselos a la cruz de Cristo porque ha muerto por ellos y le pertenecen. Si no tienes que cargar tú con esa grave mochila toda la vida, cuando puedes ser un ser libre y liberado en Cristo Jesús.
Yo siento que la «peor tendencia» es, precisamente la dificultad para entregar nuestro pecado a Cristo. Hay como una especie de resistencia que no quiero, pero vuelve, en la que subyace falta de confianza, falta de inocencia, y que al mismo tiempo es socorrida por el Espíritu y te vuelve pobre y feliz. Algo así.
Chus espero y deseo que estéis todos bien y que tu sobrina mejore. Unidos en la oración. Gracias por todo. Gloria al Señor.
Pues a mi estos dias me viene una alegría profunda al levantarme. Ostras, el Canto de Zacarias, la oración de laudes!! «Nos ha visitado el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz…» como Orfeo bajando a los infiernos en busca de su amada. Porque esto antes no parecía el infierno, con tanta distracción, pero ahora el mundo se ve como es: rodeado de sombras de muerte. Hoy siento fuerte queJesús, después de sufrir la muerte y volver a su Reino, vuelve a bajar y se pasea conmigo por mi casa. Para Zacarias la visita de Dios era una profecía de futuro, yo recuerdo las palabras de Jesús: «estaré con vosotros hasta el fin del mundo». Pero las dos cosas son efecto de la iluminación del Espíritu en nuestra vida. El sol mata el virus. Gloria al Señor
Muy buenos días e infinitas gracias, Padre Chus, por estos escritos diarios que tanto ayudan.
Especialmente, el ejemplo de hoy me ha permitido ver el pecado original de forma nueva, y que nunca antes había logrado comprender como nos afectaba. Es que es cierto, «estamos infectados y no nos damos cuenta»
Esto unido a que «comemos manzanas, nos tragamos el límite, nos creamos sensación de sabiduría y nos sentimos como dioses» me abre un nuevo camino apasionante.
Gracias por regalarnos esta oración, y Gloria al Señor.
Cuando Adán y Eva pecaron, se les prometió un Salvador. ¿Ellos recibieron ese anuncio? ¿Tuvieron fe y esperanza en él? No lo sé… Pensaba también que aunque ellos se aparecieran en este mundo y nos dijeran qué nos pasa, qué perdimos…, no creeríamos, como dice Abraham al rico epulón. Y nos extrañamos de los judíos, que no se enteraban cuando cumplían las Escrituras condenando a Jesús, hasta en el detalle de las monedas de Judas y el nombre del campo donde éste se quitó la vida. Tampoco ahora somos conscientes, pero toda época de sufrimiento produce fruto. Gracias Jesús, por mi Bautismo, sigue haciendo tu obra en mí. Gracias Chus.
Los muertos de este virus han ido directamente al cielo pues son la semilla utilizada por Dios para que reaccionemos los hombres y nos convirtamos dándonos cuenta que el mundo creado por Él es más grande que la soberbia de nuestros conocimientos.
Hoy recibí un vídeo en mi WhatsApp sobre el Covid-19, en el cual alguien anónimamente hablaba en nombre del virus, y nos decía que lo hacía por nuestro bien y de la humanidad, a pesar del dolor que está provocando.
Entre otras cosas venía a decir que en el mundo que vivímos está enfermo. Estaba cansado de nuestra frivolidad, de enfrentamientos, de guerras, egoismos, avaricia, envidias, en definitiva de todos los pecados imaginables.
Al parecer éste virus decía que ha venido para transformar la sociedad y en el fondo hacernos un favor pues la vida en la tierra peligra por el desarrollo sin control que afecta al cambio climático.
Nos desea que cuando se marche, hayamos aprendido la lección después de tanto tiempo de confinamiento, y nos valoremos como verdaderos hermanos siendo más afectuosos y solidarios en adelante.
Se despide el virus con el deseo de que el futuro sea distinto al tiempo actual, y que por el bien de la humanidad no quede en un paréntesis.
Después de verlo y escucharlo en italiano con subtítulos, me llamó la atención que no hiciese mención alguna a lo bueno que hay en el mundo, ni a la trascendencia de religión alguna, y por supuesto a la cristiana, en nuestro caso la Católica.
De Jesucristo, ni mención.
¡Entonces me pregunté!. Esa trasformación a nivel global sin fe en Jesucristo. ¿Es posible?. NO
La naturaleza humana está dañada y el único que nos puede liberar es JESUCRISTO.
Sin Él no podemos hacer nada.
«Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador.
Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto.
Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado.
Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.
Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis.
La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos.
Juan 15:1-8
Querido Chus y queridos hermanos: como la Gracia siempre se abre camino el Señor nos había preparado esta sencilla herramienta de la web para que sigamos reunidos orando juntos con Él entre nosotros. El relato bíblico del pecado original es ciertamente el relato de una pandemia universal en el que el paciente cero fue Adán. Solo Dios padre podía desarrollar la vacuna que, al igual que Balmis con la vacuna de la viruela en Hispanoamérica, iba en la sangre de otro hombre: Jesús. Cristo es el inmune, el sinpecado. Su sangre, su palabra, su Espíritu santo, la vacuna para todos aquellos que crean en Él. Nosotros los infectados no somos el objetivo de Satanás sino solo sus víctimas. A nosotros solo nos odia y nos ha tomado como rehenes. ¿Cómo se le ocurrió a Dios llamar hijos a unas míseras criaturas extraidas del barro y no a él, una criatura excelsa y cuasi-perfecta? Somos el capricho de Dios y ha puesto en nosotros el don de la vida y la capacidad de transmitirla, ser co-creadores. Pero la serpiente antigua se arrastra todavía y así sigue cumpliendo con su misión eficazmente. Por pura gracia estamos salvados, aun siendo pecadores se nos ha regalado la salvación. Se anuncia estos días. Jesús va a subir a Jerusalem a entregarse. Da la vida gratis, paga la deuda pendiente de todas las generaciones, regala la vacuna de su sangre para quien la quiera. Lo anuncia la primavera que acaba de empezar, los brotes verdes de los árboles, aunque no podamos salir a verlo.
Que simil tan apropiado el que haces entre el pecado original y el coronavirus. Lo importante es, que: infectados o inmunes, hayamos entendido la perfecta pedagogía de nuestro Señor a través de este caos.. Oremos para que nos haga crecer en Su conocimiento, y en su amor para aprovechar, el silencio de estos tiempos de desierto, acoger Su semilla, permitirle germinar y crecer para que El Señor recoja sus Frutos, buenos, abundantes de vida, en esta esta siembra dolorosa, que al final cosechara madurez y conocimiento paea saber leer derecho; el texto de esta Parabola escrita sobre renglones torcidos.
Un regalo de Dios
Una estupenda oportunidad para parar de correr y conectarnos con nosotros mismos, nuestros hijos y familia.
Un momento de Gracia . Para repasar nuestras actitudes. Y tener en cuenta mucho mas el don de Temor de Dios. Un momento para llenarnos de El. Que es lo unico que nos va a salvar. ….espiritualmente y fisicamente.Gracias Chus, te necesitamos como agua de Mayo…….