16. No frivolizar el virus. Por Chus Villarroel
Sabes que se llama coronavirus a un grupo de virus de distintas especies, aunque de un mismo género. A la especie que nos está atacando ahora le han puesto el nombre de Covid-19. Otras especies están más controladas pero ésta, que es mala, se ha escapado de la vigilancia de los laboratorios y ahora nos encontramos con que no tenemos vacuna ni medicamentos para luchar contra ella. Lo dicho pertenece al parte médico. El mismo relato, visto desde la fe, no hay que frivolizarlo sino verlo como un signo de Dios que se muestra en los acontecimientos de la historia.
Para poder verlo como signo de Dios hay que tener fe. Ahora bien, ¿qué es la fe? La fe es una forma de relacionarse con Dios. Unos se relacionan con Dios negando su existencia, otros a través de ideas y pensamientos, otros conjurando sus poderes. La fe es una relación personal que incluye diálogo y amistad con él. La oración, por ejemplo, es una parte muy importante de la fe e incluye un diálogo más o menos intenso con Dios. La fe siempre forma comunidad y nos da sentido de pertenencia.
El padre de los creyentes es Abrahán. San Pablo se desgañita y se emociona con la fe de Abrahán. Éste por fe salió de su tierra y anduvo errante como un nómada esperando el cumplimiento de la promesa. La fe se puede definir como la certeza de que la promesa se cumplirá. ¿Cuál fue la promesa que Dios hizo a Abrahán? Darle un hijo y una tierra en propiedad, máximo deseo de un nómada. El tema es que pasaban los días y los años y no sucedía nada. Pese a eso Abrahán seguía creyendo. Por fin tuvo el hijo a los 100 años, esperando contra toda esperanza. Pues bien, lo más grande viene ahora: “Esta fe se le reputó como justicia”. Esta fe le hizo justo y grato a los ojos de Dios.
Como ejemplo de fe me gusta también citar siempre a María que se creyó por el anuncio de un ángel que iba a tener un hijo sin la intervención de José. Esa fue su promesa. No la racionalizó. No visitó al rabino del pueblo para que le dijera que había sido una alucinación y quedarse tranquila. Al contrario, hizo un viaje muy largo para contárselo a su prima Isabel y alabar a gritos, juntas las dos, al Dios que les había hecho tales regalos.
La fe es algo muy bello. Trasforma al que la recibe. Digo esto porque la fe no es un acto humano sino que es una acción de Dios en nosotros. La fe es sobrenatural. Algo que se te inyecta. Un regalo, una gracia por la cual tú confías en Dios. Es sobrenatural pero sucede en ti, está en ti, te trasforma en creyente y amigo de Dios sin interferir para nada en los actos corrientes de tu vida humana. No es solo una cosa individual sino también social. Cuando son muchos los que lo reciben y en distintos tiempos se constituye un relato que es la historia de la salvación. Es en el relato donde se da sentido a los acontecimientos, a los signos de los tiempos. Por eso el Covid-19 tiene un sitio en el relato de la fe como otros acontecimientos. Este es el de ahora. ¿Cómo lo vivo yo?
Veo tres posibilidades de vivirlo e integrarlo en mi relato de salvación. 1) Que no me infecte. En este caso, me servirá, creo yo, para relativizar mucho más toda mi vida. Estas cosas no pasan en vano ni siquiera para los no infectados. Yo espero que el subconsciente de la humanidad tome nota y no admita tan fácilmente las bravatas soberbias de los que han escrito el relato social en los últimos siglos. También espero que el subconsciente individual quede enriquecido con esta experiencia. 2) que me infecte y sea curado. Espero en este caso tener una experiencia profunda de sanación desde la voluntad de Dios. Si así me sucediera y dada mi edad, tendría que estar más abierto a lo que el Señor quiera hacer en mi vida. Creo que he dicho muchas veces, con la boca pequeña sin duda, que mi vida ya está concluida. Si tengo que asumir una sanación me meterá cada vez más en la pura fe para llenar el resto de los días que me queden. 3) Que me infecte y tenga que morir. En este caso veo como mejor opción mi entrega en las manos del Señor. Él lo hará porque yo no puedo sacar fuerzas de mí. Si tengo que morir que la muerte sea para mí un acontecimiento salvífico. Ya todo suyo.
Yo con mis años lo vivo así. Otros ya sé que no. Tú que tienes menos de cuarenta lo vives de otra manera. Piensas que en tu futuro el recuerdo del coronavirus será algo difuso sin secuelas importantes. Sería bueno, no obstante, que fueras lo suficientemente reflexivo para que pueda aumentar en ti el santo temor de Dios. No es bueno frivolizar lo que nos está pasando. Mi sobrina, muy joven todavía, de la que hablé el otro día, después de varios días de reclusión en casa la han tenido que internar porque no va mejor. Para ti puede ser que no sea este tu momento pero tómatelo en serio como signo de Dios. No sólo porque hay muchos que están muriendo sino porque es asombroso que podamos asistir a un evento tan triste y maravilloso a la vez. Esto no sucede todos los días, ni se da en todas las vidas.
Lo que pasa con la fe es que no se contagia, como el virus. Hasta que no se cumple la Promesa sólo podemos mirar a Abraham con perplejidad, pensando que es raro. El mismo estaría perplejo con lo que le pasaba…y luego le convertimos en un personaje de una especie distinta a la nuestra. Pero el Espíritu está inyectando una fe potente en estos tiempos profanos y tenemos que estar preparados, por si nos toca. Es la fe en Jesucristo, distinta a la fe en lo que nos han intentado explicar con palabras. Con esta fe podemos pasar el coronavirus, aguantar lo que nos toque y morir en paz. Mientras la recibimos, podemos seguir intentando ser buenos nosotros solitos. Seguro que el Padre nos mira con una sonrisa
La fe es una forma de relacionarse con Dios.
Unos se relacionan con Dios negando su existencia, otros a través de ideas y pensamientos, otros conjurando sus poderes.
La fe es una relación personal que incluye diálogo y amistad con él La oración, por ejemplo,
La fe siempre forma comunidad y nos da sentido de pertenencia.
GRACIAS CHUS POR PONER PALABRAS A LO QUE VIVIMOS EN LA RENOVACION
GLORIA AL SEÑOR POR ESTE DON QUE EL SEÑOR TE HA DADO
Querido Chus, muchas gracias.
Triste y maravilloso acontecimiento a la vez.
Como la Pasión de Cristo.
«El Señor me instruyó y comprendí…
Yo como manso cordero era llevado al matadero».
También Jesús tuvo su proceso interior.
En el horror de la Pasión, el Amor de Dios Padre que no se reservó a su Hijo, lo envuelve todo.
Triste y maravilloso. Sufrimiento por cada enfermo solo y entubado, y maravilloso el Amor que se desborda en mi corazón y en el cada persona.
Vivir con Él y seguir viviendo unida a Él, ésa es la sed de mi alma.
Chus, rezo para que permanezcas en el «primer bloque». Tu vida no está concluida, cada predicación y cada línea tuya es alimento necesario. Sólo Jesús conoce los corazones que va a quebrar con «tus» párrafos, acuérdate: «Él se prepara sus encuentros», tú, sigue escribiendo..
Jesús, cuida de Chus
En estos momentos se pone a prueba la calidad de las personas que viven de una vida interior con valores, y que no se han dejado engañar por el espejismo del bienestar y el progreso.
En Jesucristo mediante la fe muchos hemos experimentado esa interioridad que hoy es tan necesaria, para reflexionar y discernir la verdad que nos revela el Espíritu Santo.
Pues sí, sólo desde la fe DE Jesucristo se puede enfrentar una situación de muerte. Solo podemos mirar cara a cara a la realidad si nos sabemos habitados por la Vida, por la vida en abundancia qué es Jesús. Pues el hombre sin Dios necesita evadirse de la realidad, frivolizar las situaciones como mecanismo de defensa frente al miedo invasor que le descompone por dentro sin ningún punto de agarre, y yo de esto doy fe, lo vivió hasta las heces mi vida vieja.
Por eso ahora puedo decir que lo mejor que me puede pasar, que lo mejor que nos puede pasar, es que *se haga la Voluntad de Dios en todos nosotros en el mundo entero*. Le doy gracias a Dios por la docilidad que nos regala en el corazón a pesar de que uno sea mayor y esté en situación de super riesgo aunque otro tenga un hijo arriesgándose todos los días a tener que ir a trabajar, aunque unos novios estuvieran a punto de casarse y con todo dolor tengan que demorar su boda y encima estar en cuarentena sin poder verse por no exponer a los padres mayores en situación de riesgo… En fin cada uno en las circunstancias personales que estemos viviendo más el riesgo de contaminación que pesa sobre todos, pero para el CRISTIANO todo es momento de mayor Encarnación y conocimiento de nuestro Señor Jesucristo en nuestra propia carne y sangre y también para los que tenemos alrededor porque sabemos que el Señor no hace una obra sólo para uno si no siempre la extiende para una comunidad.
Gloria al Señor!
Chus, yo vivo como una oración de súplica e intercesión, que esta pandemia sea un lugar de encuentro con Cristo para millones de personas ateas, alejadas… que están conociendo que son vulnerables y enfrentándose a su pobreza aunque no la verbalicen. Terrible sin Cristo. Pido que se cuele en sus corazones y les cautive.
Para mí es un espejo de mi situación real, sin maquillaje (miedos, nervios, egoísmos, juicios, incertidumbre disparate,… ) un recordatorio continuo de la necesidad y dependencia de Él a todas horas, y claro, de acción de gracias por haberse fijado en mí, por aguantarme.
¡Cuán bello es el Señor!
¡Cuán hermoso es mi Señor!
Gracias por acompañarnos. Quédate con nosotros. Gloria a Dios.