4. La catequesis del virus. Por Chus Villarroel (artículo)
El coronavirus me está humillando profundamente. Dentro de nada voy a celebrar las bodas de diamante, sesenta años de sacerdote, siempre predicando, escribiendo, siempre metido en mil compromisos, total para nada porque no creo que todo ello haya significado gran cosa. No he convertido a nadie ni he cambiado para nada el mundo. Mi vida va a pasar como el humo en día de vendaval o como huésped de un solo día. No es que esto me deprima demasiado; estoy a las órdenes de que me llamó a esta milicia. Es una simple impresión personal.
Mi esterilidad y pobreza me hace valorar enormemente la catequesis en la que el coronavirus nos está metiendo a todos. En lo que llevamos de cuaresma ha conseguido cambiar nuestras rutinas consumistas, ha terminado con los vicios públicos contra los que tronaban los predicadores, como el juego, la prostitución, el botellón, las discotecas, cines, contubernios masónicos, misas satánicas y demás antros de perdición. El dinero pierde su valor porque no puedes salir de casa, la bolsa se deprime, ya nadie invierte. En lo único que se distingue al pobre del rico es en el tamaño de la casa. España se ha convertido en un inmenso monasterio. En estos días vuelve a sonar como verosímil aquel viejo gregoriano con el que cantábamos: Media vita in morte sumus, es decir, a la mitad de la vida estamos en peligro de muerte. Da la impresión de que este año D. Carnal lleva todas las de perder en su lucha con Doña Cuaresma que este año se llama D. Coronavirus.
La catequesis, sin embargo, se queda ahí y no por culpa del coronavirus. La gente no está dispuesta a ir más allá. La cuaresma nos invita a una verdadera conversión, a cambiar por dentro, a superar los consumismos malsanos. Sin embargo, todos nosotros estamos deseando que se acabe esta pesadilla y hace planes para el día que podamos estar juntos de nuevo, cuando nos podamos abrazar sin miedo, cuando estornudemos tranquilos si te pica la nariz, cuando no veas en el desconocido que llama a tu puerta al ángel exterminador. La nueva vida será maravillosa y prometemos sacar gusto al más pequeño de los placeres. Cantamos con los estudiantes: Gaudeamus, igitur, juvenes dum sumus.
Una pregunta: ¿Seremos lo mismo después de esta pandemia? ¿No nos quedará algo después de esta magnífica catequesis? Os digo que ha habido muchos predicadores que nos han hablado de la muerte, pero como el coronavirus ninguno. Este no solamente nos enfrenta con la muerte sino que tiene poder de matar. Mata. Por eso la angustia difusa que planea por doquier nos va cambiar ciertas percepciones. A los que les haga enfrentarse con la muerte les acercará un poco más a la realidad.
Acabo de ver un video en el que un sacerdote cuenta a su feligresía que tiene el virus. Se lo cuenta con pelos y señales entre abundantes lágrimas y, al final, termina emplazándoles, como el “Cara al Sol”, a volver a reír libres cuando llegue la primavera, al paso alegre de la paz. Encomienda a algunos conocidos pero no menciona nada de su “posible” muerte, no se siente amenazado, no hay catequesis ni atisbos de resurrección. No hay consuelo cristiano para los viejitos muertos de miedo que viven por sus pisos, ni la cruz gloriosa de Cristo para sus feligreses angustiados. No acepta al coronavirus como catequista. Predicación nula, solo el augurio vacuo de los días felices que volverán.
Evidentemente, estos días los deseamos todos, pero el kairós a lo mejor no pasa dos veces. Si somos tan superficiales ¿qué predicaremos los domingos después de la victoria contra el bichito? En castellano se dice que “la ocasión la pintan calva”, o sea, que hay que aprovechar las ocasiones y las buenas coyunturas. Yo soy muy antiguo, pero digo que, como peste, detesto al coronavirus pero como agente pastoral en esta cuaresma me quito el sombrero delante de él.
Muy estimado Padre Chus, cada vez que leo o escucho que sientes que tus predicaciones no han convertido a nadie algo chirría dentro de mi,.
Al leerllo hoy de nuevo en el primer párrafo, ha sido sin duda el Espíritu Santo el que ha guiado mis manos para que escriba que para mi has sido el instrumento con el que Jesús se me ha dado a conocer en esta teología de la gratuidad, que ha cambiado mi vida, que la sigue cambiando y que agradezco sin límites las charlas, vídeos, libros o los retiros que me han llegado y llegan a lo más profundo de mi ser.
Gracias, y Gloria al Señor.
Padre Crus le conozco hace muchos años y sus homilias,charlas,vídeos y casettes son de lo más edificante y transmiten mucho. Quedé tranquilo que seguro el buen Padre se lo tendrá todo muy en cuenta.
Yo también pienso que ese bichito se ha equivocado como siempre se equivoca gracias a Dios. Esta Cuaresma Cuarentena es de las mejores de todas todas de esta vida.
Si ya lo digo yo Dios es muy sabio y nunca se equivoca!!!
Muchas personas seguro después seremos mejores personas Amaremos más y mejor.
Y las familias desunidas seguro las dará tiempo a pensar más,rezar y ser menos orgullosos.
Y las personas que quieren estropear familias quizás puedan recapacitar y aconsejar con más Amor y ser más humildes.Tantas y tantas cosas se puedan arreglar en esta Cuaresma Cuarentena, valorar mucho también a todos los que no están en casa para poder salvar vidas,traernos comida etc.
Esta vichote malo puede llevarse a personas es muy triste, y también a unir más a otras con humildad para que sea un mundo mucho mejor.
El orgullo solo sirve para separar.
Yo sí que me quito el sombrero querido P Chus por usted y tantos años sirviendo a los demás y a Dios.
Pidamos al Espíritu Santo nos susurré la Verdad en nuestras vidas.
Me gustan sus reflexiones… Pero creo que ha sido un poco duro con el comentario del sacerdote. Creo que no se ha puesto en su piel. La emoción le podía. Igual no le salió otra cosa. Es muy joven. Usted ve la vida al final de la carrera, con más templanza y serenidad. La vitalidad y todo lo que tienes de ilusión se ven amenazados en estos momentos. Sentirá vertigo? Igual le atenazó sus ideas y no pudo expresarse de otra manera. Había visto su testimonio antes de leerle a usted. Me impresionó. Un saludo cordial. Por casa se le tiene mucho aprecio a usted.
Querido Chus
Yo también recibí el vídeo del joven sacerdote y leyéndote me consuela
Lo viví con gran desasosiego. Los feligreses de su parroquia cómo lo habrán vivido?
Un sacerdote joven, sí, y superado por las circunstancias. La soledad pesa. La Comunidad nos hace falta.
Sin el kerigma, sin el encuentro con Jesús, nada tiene sentido, sólo las lágrimas
Loado sea el Señor que ha muerto y resucitado por todos y cada uno de nosotros, llenándonos de la dulzura de su Amor y de Esperanza, con mayúsculas
Gracias por poner palabras a todo esto, Chus
Y q el Señor te bendiga