Carta a la Pichu

Carta a la Pichu
 
Querida Pichu:
 
Siempre he pensado que tenías mente de genio o de artista, también que eras lo más parecido en la vida real a una de esas diosas mitológicas, rotundas y luchadoras que aparecen en los cuadros. ¿Pues cómo explicar tu fuerza invisible y tu grandioso enfoque de la vida? El caso es que nada en ti era normal. Frases constantes como: “me lo estoy pasando mejor de lo normal» o «esto es fuera de lo normal” te delataban: tus motivaciones nada tenían que ver con las cosas que mueven la vida del común de los mortales.
 
Todo era poco para ti, siempre querías fumarte más pitis, tomarte más coca-colas y tener más tiempo, para fantasear e ir de aventura, tiempo para sonreír y giñar el ojo a los que se cruzaban en tu camino, más tiempo para estar a todo gas con los tuyos regañándonos y poniéndonos a raya siempre que podías. Pero sobretodo «poco» eran todos tus problemas sin solución, para arrebatarte el entusiasmo y la garra por el día a día.
 
Los que hemos tenido la suerte de vivir contigo, tu familia, y quienes decidieron estar a tu lado, tu espléndida madrina, tus amigos y las personas que con tanto amor te han cuidado, todos contigo hemos conocido lo más penetrante y extraordinario de la vida. Armada de humor y de fantasía nos has enseñado la ilusión capaz de convertir lo más pequeñito y cotidiano en lo más emocionante y preciado. Con una sonrisa en la boca, y algo de genio también, nos has transmitido el coraje y la resistencia necesarios para derribar, con tu silla de acero, el sinfín de obstáculos y limitaciones que te surgían a cada paso.
 
Querida hermana muchas gracias, pues cuál ha sido nuestro asombro al abrir tu testamento y encontrarnos con un maletín de mago plateado repleto de trucos, de risas, de canciones, de miradas y gestos maravillosos para poder salir al paso de todas nuestras tristezas. Bien puedo imaginarte solitaria y silenciosa en la oscuridad de tus noches reuniendo todos estos dones antes de levantar el vuelo. Imborrables nos queda tu dignidad arrolladora, tu espíritu valiente y poderoso capaz de traspasarlo todo. Recordándote nos lo vamos a seguir pasando pipa contigo.
Hasta luego nuestra Pichu.