Glosas a una vida.


GLOSAS  A UNA VIDA. Concepción Andreu,O.P., centenaria carismática
Dios ha escogido lo necio del mundo para humillar a los sabios, y lo débil del mundo para humillar el poder, dice San Pablo (1 Cor1, 17).
La vida de Concepción Andreu es una aplicación personal de esta doctrina sobre los criterios de Dios.
La menor de 17 hermanas y un hermano, que abandonaron su aldea de Jaén para buscarse la vida y la dejaron sola con sus ancianos padres, dedicó sus primeros años a apacentar un pequeño rebaño de cabras. Quedó huérfana a los diez años y la acogieron en Granada para hacer recados. Cuando la edad se lo permitió, ingreso en las dominicas contemplativas de Antequera, pero hubo de dejar el monasterio a los pocos años. Contrajo matrimonio, fue madre de familia, sufrió la dureza de la guerra civil y de la posguerra en Madrid, hasta quedar completamente sola. Y, a los 81 años, en la soledad se encontró con el Dios vivo: fue una liberación, que echaba por tierra los rígidos esquemas de un Dios- juez, castigador, que oprimían su corazón. A esa edad pudo exclamar: Por primera vez en mi vida me siento con ganas de vivir, y vivió hasta la edad de 102 años. Su vinculación a la orden dominicana se intensificó con la dirección espiritual del dominico Chus Villarroel, con el que también compartió la espiritualidad de la Renovación Carismática.
Edibesa, Madrid, 2008, 345 pp.