¿Nos salvaremos todos? ¿Se conderará alguno? Gratuidad de la salvación

Todo es gracia. Es la gran novedad del cristianismo, tantas veces olvidada. Y hay que defender con fuerza la bondad y la generosidad de Dios hacia el hombre: con más fuerza que suele hacerlo la mezquindad del hombre, en contra de si mismo y de su destino. Es Dios quien nos salva, aunque tantas veces el hombre o no se preocupa de su salvación eterna o pone todos los peros a su alcance para dificultar la gratuidad de la salvación, que afortunadamente no depende de sus propias fuerzas.
El autor ofrece una perspectiva altamente esperanzadora sobre el destino del hombre. No es un invento ilusionante. Es una esperanza fundada en la voluntad y en la palabra de Dios, que quiere que todos los hombres se salven. Para eso envió a su Hijo al mundo: para que no se pierda ninguno de los que el Padre le confió.
Edibesa, Madrid 2004, 209 pp