Tu siervo escucha. La acogida de la palabra

A Dios no se le ve, se le escucha, no entra por los ojos, sino por los oídos. Por medio de la “palabra” ha descubierto su rostro y mostrado sus designios. Todo lo que tenía que decir lo ha dicho ya. Por eso, no puede haber tarea mas necesaria y urgente para el hombre que escuchar esa palabra que ha rasgado los cielos y ha descendido a la tierra, acogerla en el corazón, darla vida y calor, meditarla, repetirla, enseñarla, ser la tierra buena en la que Dios pueda recoger el fruto del ciento por uno. ¡Haced silencio y escuchad a Dios!
San Pablo, Madrid 1990, 229 pp ( Traducción italiana: Il tuo servo ascolta, San Paolo, Cinisello Balsamo( Milan) 1994, 215 pp)